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El ingeniero agrónomo José Ramón Luque / Agrónoma
Empleo

La profesión de las mil caras que roza el pleno empleo pero no encuentra candidatos

El Colegio Oficial de Ingenieros Agrónomos de Andalucía, y varios profesionales, analizan cómo es el día a día, los salarios y los retos del ingeniero agrónomo

22 diciembre 2021, 06:37

Producir más con menos. El gran reto que presenta la agricultura del futuro, con una población cada vez más creciente y recursos limitados, tiene que llegar de la mano de los ingenieros agrónomos.

Sin embargo, se trata de una profesión que acusa la falta de profesionales, sobre todo en los últimos años. Pero, ¿por qué está pasando esto si roza el pleno empleo? Según el decano del Colegio Oficial de Ingenieros Agrónomos de Andalucía (COIAA), Jerónimo Cejudo, es preciso que se transmita claramente que el ingeniero agrónomo tiene muchas más competencias que las estrictamente vinculadas con la actividad agraria. Trabaja en la transformación de la materia prima en alimentos, en las actividades de planificación territorial, en sus infraestructuras, en el diseño de tecnología, etc.

Es necesario «visibilizar el amplio abanico de oportunidades profesionales que abre la formación de ingeniero agrónomo es clave para la atracción de los jóvenes a la profesión», insiste.

Probablemente, otro factor que ha condicionado el flujo de estudiantes, es el «menor atractivo del mundo rural y la agricultura en nuestra sociedad», insiste Cejudo. El mundo rural y la actividad agrícola y ganadera parece no estar de moda para los ciudadanos, a pesar de su relevante papel en la situación de pandemia.

El Plan Bolonia trajo confusión

Además, el decano del Cooia pone el acento en que hay «información confusa» entre los estudiantes, las empresas y la sociedad. «El Plan Bolonia ha generado confusión entre profesiones, que pueden parecerse pero que son diferentes«, asegura. «Los jóvenes que han terminado el Grado en alguna de las Escuelas de Ingeniería Agronómica creen que están habilitados para ejercer como Ingenieros Agrónomos y no es así. Legalmente, hay una gran diferencia entre un ingeniero agrónomo, que ha cursado el Máster habilitante y un Ingeniero Técnico Agrícola, que ha cursado el Grado. Evidentemente, las competencias son diferentes, son profesiones diferentes. De hecho, en diferentes ramas de la ingeniería, se está poniendo en marcha el máster integrado, es decir sin título de grado, lo que permitirá mejorar el itinerario formativo», detalla.

Jerónimo Cejudo, decano del Colegio Oficial de Ingenieros Agrónomos de Andalucía / Agrónoma

Y este es un tema que hay que aclarar, insiste, porque reciben muchas llamadas en el Colegio Oficial de graduados que se quieren colegiar pero que no pueden, ya que no han cursado el máster habilitante, sin el que no se puede ejercer. 

«Es importante incidir en el prometedor futuro futuro para los que cursan el Máster, hay infinitas posibilidades más allá del Grado, en una profesión en la que son claves la innovación, la tecnificación de los procesos y la digitalización», asegura Cejudo, que recuerda que «el ingeniero agrónomo cuenta con una sólida formación, tanto en el ámbito biológico como en el de la ingeniería y la tecnología, y su participación es clave en la resolución de los nuevos retos de la agricultura».

«Los ingenieros agrónomos estamos detrás de todo lo que comemos y bebemos, presentes a lo largo de toda la cadena agroalimentaria, tanto en digitalización como en trazabilidad, residuos, energías verdes, manejo del agua..», enumera Cejudo, nombrado algunos de los campos en los que están presentes estos profesionales.

El salario de un ingeniero agrónomo

Según el decano del Cooia, en base a las ofertas de empleo que se reciben en el Colegio Oficial, la media está en una retribución fija bruta que puede rondar los 35.000 euros, además de un variable en más de la mitad de las ofertas. En puestos de responsabilidad, la cuantía fija ofrecida es hasta 50.000 euros más variables.
«Son datos generales, también hay una parte de ingenieros que trabajan como autónomos», asegura Cejudo, que data en 115 las ofertas de empleo que publicó el Cooia durante 2020.

Los perfiles más demandados

Respecto a los perfiles más demandados, destacan los relacionados con el área de calidad, de proyectos (dirección de obras y proyectos, consultor proyectista, legalizaciones y ampliaciones), prevención de riesgos laborales, director de producción en industrias agroalimentarias, director de explotaciones agrarias, técnicos, ligados al asesoramiento y desarrollo a pie de campo. Las empresas demandaron también perfiles comerciales y ligados al área de gestión y compras.

«Además, cada vez es más frecuente que soliciten perfiles ligados a la utilización de nuevas tecnologías, así como análisis e interpretación de datos», asegura.

La ingeniera Ana Barrón / Agrónoma

El día a día de un ingeniero agrónomo

Ana Barrón, ingeniera agrónoma de profesión, no duda en dar su punto de vista sobre una profesión que considera «un reto constante». «La carrera de Ingeniería Agronómica es suficientemente especial, tanto por su contenido, como por su exigencia académica, al no ser suficiente para llegar a ella con un grado, sino que hay que continuar con un máster, para tener un filtro por el que no todo el mundo pasa, haciendo esto que haya menos competencia, detalla.

Actualmente, tiene su propio estudio de ingeniería, y califica su día a día como «camaleónico», adaptándose al trabajo más técnico de despacho, al de campo en obra, al comercial con los clientes, y al burocrático con los organismos.

El ingeniero agrónomo José Ramón Luque / Agrónoma

Por su parte, José Ramón Luque, que cursó la carrera de Ingeniería Agronómica en la la ETSIAM de la Universidad de Córdoba, está centrado en uno de los nuevos perfiles, y más demandados en los últimos años, dentro de la profesión: el de la Agricultura 4.0, análisis de datos y digitalización.

De hecho, trabaja para Hispatec, empresa de tecnología para el sector agroalimentario, y una de sus ocupaciones principales es gestionar proyectos de digitalización de empresas agroalimentarias.

«Podemos trabajar mano a mano del agricultor en la producción de alimentos, ayudándole a gestionar mejor sus explotaciones y a optimizar al máximo sus producciones en términos económico-productivos, ambiental y social. También podemos trabajar como consultores digitales, estando como intermediarios entre los clientes y desarrolladores para que el entendimiento sea completo y que los objetivos y necesidades del cliente nunca se pierdan por el camino. En este sentido, entender la parte técnica pero también la parte agro nos coloca en una posición privilegiada para todos los proyectos de modernización de explotaciones e industrias agroalimentarias», asegura.

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